Imanol Aguilar es peluquero, asesor de imagen y maquillador, el Chico Diva es una drag que adora los tacones y el brilli-brilli, ambos son la misma persona, “pero con caretas diferentes”, según sus propias palabras. El personaje se creó para divertir, exagerar, hacer show, escándalo y darlo todo en el escenario, “pero cuando se apagan las luces y se caen las pestañas, literalmente, sigue estando la persona detrás, y eso tiene su magia”, cuenta.
Nacido en Galdakao hace 27 años, municipio que, admite, forma parte de quién es como persona y artista, asegura que en fiestas viene con ganas de liarla, en el buen sentido. “Espero que dejarlo todo en el escenario, menos la dignidad, esa la perdí hace años y, con suerte, tener alguna actuación, aunque sea en el txosnagune entre bocatas de tortilla y sonido de altavoces rotos”.
¿Cómo surgió Chico Diva?
Lo hizo hace unos cuantos años gracias a la maravillosa gente de Galdakao y esas cuadrillas míticas que se quedaban a verme en redes sociales en vez de dormir. Por aquel entonces, yo ya hacía mis locuras nocturnas, nivel “mi madre me decía que no saliera, y tenía razón”, y la cosa fue yendo a más. Creé el personaje, pero nunca pensé que acabaría con peluca y vestidazos de lentejuela hasta que apareció Drag Race y me enamoré del mundo del travestismo. Empecé con pelucas, algunas parecían sacadas de una tienda de disfraces de barrio, no voy a mentir, y siguiendo a gente de la profesión. Con eso y la ayuda de una casa de travestis de Bilbao, mis hadas madrinas con plataforma, conseguí hacer de Chico Diva una bestia de los escenarios.
¿Fue fácil integrarlo en tu vida?
Empecé muy suave. Una peluca por aquí, un poquito de pintalabios por allá… lo justo para salir con las amigas y que no me confundieran con una drag a medio cargar o un experimento de maquillaje de YouTube versión 2010. Poco a poco fui integrando cositas: delineado, pestañas, vestidito con brilli-brilli que decía “hola, soy una estrella en prácticas”… y sin darme cuenta, la bola de purpurina creció. Casi con cuentagotas, porque sabía que era algo nuevo para mi familia y, claro, no es lo mismo decir “voy a salir” que “voy a salir con peluca, tacones y actitud de diva internacional”.
Podía ser un cambio difícil de digerir, como cuando te echan ketchup en la tortilla sin avisar. Pero lo hice con cariño, tiempo y respeto, porque si algo tenía claro es que esto no era una fase, ni un disfraz, era yo, descubriéndome a mi manera, con una peluca en la cabeza y mucha verdad en el corazón.
¿Cómo definirías el estilo de Chico Diva?
Rebelde, cómico y estúpido. Sin lo cómico en mis espectáculos no existiría, me encanta hacer reír, que la gente lo pase bien con cosas absurdas, canciones ‘subnopop’, pero luciendo carisma y potencia. Hacer reír es casi tan importante como las pestañas postizas bien pegadas (no siempre lo están). Y ojo, que entre tanto chiste y locura, hay garra. Porque Chico Diva no solo se ríe, también baila, actúa, hace de DJ y se deja la vida en el escenario como si estuviera en la final de Eurovisión.
Si tuvieras que elegir entre unos Manolo Blahnik y las fiestas de tu pueblo, ¿con qué te quedarías?
Te lo digo claro, los ‘stilettos’ pueden ser súper monos, muy de alfombra roja y todo eso, pero no aguantan ni media ronda de bailes, charcos de kalimotxo ni carreras locas entre txosnas y baños portátiles. Prefiero mil veces una buena bota de tacón que resista un desmadre de cinco horas sin pedir descanso. Además, ¿qué brillo tienen unos Manolo cuando en Galdakao la auténtica luz la pone la gente? Sudando felicidad, cantando temazos ‘subnopop’ a las tres de la mañana, con una croqueta en una mano y una bebida sospechosa en la otra. Eso, cariño, ni el zapato más caro lo iguala. Así que si me das a elegir entre postureo de pasarela o el desmadre sano de mi pueblo, lo siento Manolo, pero aúpa las fiestas, la bota cómoda y la purpurina local.
Parece que a una drag queen le tiene que gustar la juerga, ¿mito o realidad?
Conozco a muchas travestis que después de sus bolos se marchan directitas a casa, no somos todas Beyoncé en la afterparty, eh. Algunas prefieren la vida salvaje del sofá, el mando a distancia y un buen maratón de series en pijama antes que otra ronda de copas y bailes hasta el amanecer. Ser diva también es saber cuándo decir: “hasta aquí hemos llegado, que mañana hay que madrugar para brillar”.
En el rostro nunca falta…
Algo de purpurina para brillar más que tu amiga borracha creyéndose Britney Spears.
Modelito perfecto para Santakurtzak…
Mucha lentejuela, brillo y que impacte. Me conformo con que la gente se quede mirándome o me pida fotos de camino a las txosnas… 5 euros la foto (es broma).
Y peluca de color…
Depende del modelito que vaya a llevar, como buen travesti y buen asesor de imagen, tengo varios preparados y espero sorprender.
Te ponen los pelos de punta (hasta los artificiales), las personas que…
… van de abiertas, pero luego te miran raro por llevar tacones, peluca o brillar más que su personalidad. Cariño, si te molesta la purpurina, es porque no te has atrevido a usarla.
El respeto, ¿hay que ganárselo o es un derecho?
El respeto no es algo que se tenga que ganar, es un derecho básico. No deberíamos tener que demostrar nada para que se nos trate con dignidad, ya sea encima de un escenario, en la calle o en cualquier espacio. Mostrar quién eres no debería utilizarse para ser juzgado o cuestionado. En algunos entornos parece que si no cumples ciertas expectativas no te toman en serio o te hacen sentir que tienes que ‘probar tu valor’ para ser aceptade. Pero eso no va con el respeto, va con los prejuicios.
¿Te lo han faltado?
Puedo decir con orgullo que nunca me lo han faltado, nunca he tenido ningún percance, pero si se da el caso siempre tendré a alguien a mi lado, ya que aunque esté seguro de mí mismo, siempre intento salir acompañado. Cada vez la cosa está más complicada, incluso para actuar en tu propio pueblo.
¿Qué dirías a quienes ejercen violencia homófoba o machista?
Que no tienen ni idea del daño que provocan. Que su odio no les hace más fuertes, ni más ‘normales’, ni más valientes, al contrario, demuestra miedo, ignorancia y falta de empatía. Que por cada ataque que nos lanzan hay una comunidad que se hace más fuerte, se une más y no va a retroceder ni un paso. Nos han querido hacer sentir vergüenza durante demasiado tiempo, ahora quienes deberían sentirla son ellos. No queremos privilegios, queremos vivir en paz. Poder amar, expresarnos, vestirnos y existir sin miedo. Y si eso molesta, el problema no lo tenemos nosotres. Que se revisen, eduquen y se aparten del camino, porque no vamos a parar. Gora borroka feminista eta LGBTIQ+ borroka!
¿Canción que elegirías para la vida en general?
‘Festival de Bombai’ porque dice “la vida es corta y no queda mucho tiempo, disfruta del momento que pronto acabará”.
Hablando de acabar, en Santakurtzak, no piensas irte a dormir hasta…
… conseguir fotografía con todas las cuadrillas y haber acabado con los tacones rotos.
